Hablar de Sonic Youth comentando disco por disco no tiene sentido, es lo que ocurre con todos los grandes grupos, sólo nos podemos hacer una idea de su importancia desde una perspectiva global de su carrera. Nacieron como hijos putativos del punk y los grupos underground de finales de los 60, pero sólo en actitud, ya que en cuestión de sonido no admitían comparación con nada de lo que se había hecho hasta entonces.
Corría el año 82 cuando el disco "Sonic Youth" sacudió los cimientos de la música de forma irreversible. Desde entonces, 10 discos oficiales y multitud de singles y colaboraciones forman el legado del grupo más influyente en la música independiente de los últimos años.
En sus conciertos se dejan llevar, usan destornilladores, alicates, tocan las cuerdas con los palos de la batería, llegan a utilizar hasta veinte guitarras con distintas afinaciones... todo es necesario para poder crear esos ambientes aparentemente caóticos pero absolutamente controlados por sus habilidades como instrumentistas, muy por encima de la mayoría de grupos. Después de 13 años, la mayoría de grupos se quedan sin nada que decir o se disuelven arrastrados por las ansias megalómanas de su líder, pero es aquí donde nuestros chicos vuelven a sentar cátedra: la frescura no se pierde porque su éxito no se basa en una innovación puntual, sino en la experimentación constante y las tensiones internas son inexistentes: todos tienen uno o varios grupos paralelos a modo de divertimento.
Las funciones están repartidas: Kim lleva el peso del apartado intelectual, mientras Thurston, Steve y Lee se encargan del apartado musical. Un grupo que sorprende y enamora, que ensordece y musicaliza, que divierte y enfurece. En definitiva, el grupo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario