viernes, 27 de noviembre de 2009

Shpongle - Star Shpongled Banner(Fantastic Planet)

Hay veces que hay gente que te interesa por su particular percepción del mundo. Y más aún por su peculiar explicación del mismo.

Es el caso del botánico Terence Mckenna.....


Aqui hay un transcripción traducida de una de sus conferencias/charlas en Londres en 1992.




terence mckenna

~ La Charla en Camden Centre ~
15 de Junio de 1992

Es un placer estar aquí. Quisiera agradecer de nuevo a Evolution Records la oportunidad de estar aquí. Siempre es un placer volver a Inglaterra (...)

Sobre lo que pienso hablar esta noche, porque supongo que habréis hecho los deberes desde mi última visita, es de como la experiencia psiquedélica, la que tenemos individualmente, puede influir en una concepción global de nuestro futuro en la tierra. Pienso que deberíamos abordar el tema de la condición humana si lo que queremos es considerar a las plantas psiquedélicas no solo como simples herramientas para la transformación espiritual de cada indivíduo, sino como fuerzas y herramientas que nos transformaron como especie en un pasado distante. Os lo explicaré en pocas palabras.

Como muchos de vosotros sabréis, o no, todos los primates ( y nosotros, los humanos, somos de hecho primates) tienen las llamadas "jerarquías de domino masculino". Esto significa que, el mono de colmillos más largos, el más hijo de puta de la tribu, es el que toma control de los recursos del grupo, las hembras, los machos más débiles, y es quien dirige el show, y, esto, es de hecho lo que sucede hoy en día. Mi opinión, formada a lo largo de 25 años ingiriendo y trabajando con plantas y substancias psiquedélicas, me ha conducido —en un arrebato de orgullo desmedido— a hacer un ajuste a la teoría de la evolución y sugerir que estas sustancias psiquedélicas no son algo secundario, periférico, sectario, esotérico, autoindulgente, narcisista, oscuro o simplemente algo sin sentido; estas sustancias son algo básico a la hora de entender como surgió lo que llamamos nuestra "humanidad". Realmente creo que la razón por la que poseemos el lenguaje, y nociones como comunidad, altruísmo, lealtad, hermandad y esperanza —nociones que reconocemos como humanas y que nos ennoblecen— es porque durante un período de aproximadamente unos cien años, nos automedicamos con estas plantas y suprimimos la venenosa presencia de ese tumor calcáreo llamado Ego. El ego es la estructura psicológica que nos lleva de cabeza al infierno. Los problemas que acosan al mundo moderno y que continúan sin resolverse pueden achacarse al ego, a nuestra incapacidad de conectar emocionalmente con las consecuencias de lo que nos hacemos a nosotros mismos, los unos a los otros, al mundo. Nuestros periódicos se llenan de datos sobre los agujeros de ozono, de vida plactónica en peligro de existinción, de vertidos tóxicos acumulándose, etcétera —en verdad, ya os sabéis toda la retahíla. Pero, pienso, la raíz del problema está en el ego. Y creo que tenemos este problema porque hemos caído en un estilo histórico que suprime, niega e ignora el poderoso potencial de las plantas psiquedélicas para transformar personalidades, borrar límites, y fundir a la gente en un único organismo pensante. De esto es de lo que trataba el tribalismo nómada del pasado.

Bien, ¿como se hace esto? Si tienes una experiencia psiquedélica, sabrás que cada una es increiblemente única, dirigida a lo individual, y aparentemente, lo más privada que uno pueda concebir. Pero cuando como clínico o desde una posición como la mía tienes oportunidad de escuchar docenas, cientos, de experiencias psiquedélicas, empiezas a hacerte una idea de lo que realmente sucede. Y mi conclusión sobre sus efectos es que disuelven límites, eliminan diferencias, y te hacen ver que la realidad es, como expresa en una maravillosa frase Gregory Bateson, una "red unitaria"; que no somos entidades atómicas, prisioneras para siempre en nuestros Idahos privados; que formamos, de hecho, algún tipo de campo. De hecho, podría decirse que lo que los psiquedélicos están intentado hacer por la sociología y la psicología es lo que intentaba hacer la física cuántica a la materia durante los años 20 y 30. La materia, durante ese período, fue re-analizada y se averiguó que esta no consistía en pequeñas partículas en forma de bolas de billar, zumbando en el espacio portadores de una carga eléctrica, sino que existía otro nivel, otro nivel inferior, en el que se revelaba un sistema de ondas interactivas en donde los puntos individuales de concrescencia son simplemente más estáticos; Todo se disuelve en una clase de sopa de niveles múltiples, de dimensiones múltiples interconectadas, y esto es de lo que trata la experiencia psiquedélica. Creo que una forma de pensar en lo que es la vida —de forma biológica, me refiero—, es que es una estrategia química para amplificar el indeterminismo de la mecánica cuántica hasta un grado en el que la libertad, la verdadera libertad, aparezca a nivel macrofísico —el nivel que, nosotros, organismos pensantes, luchadores, sufridores y ensoñadores— ocupamos. La amplificación de la indeterminación de la mecánica cuántica que permite esa libertad, nos conduciría a un proceso evolucionario que reflejaría las fuerzas que nos impulsan hacia él.

La ciencia ortodoxa te presenta un universo caracterizado por una casuística que fluye en una sola dirección en el tiempo (hacia adelante) en donde cada evento es de alguna manera dependiente del momento que le precede. Creo que podríamos extraer de la experiencia psiquedélica un concepto nuevo de tiempo, espacio y causalidad. Probablemente, la mayoría de vosotros recordéis de vuestras clases de trigonometría del colegio que, todas las elipsis posibles pueden ser obtenidas seccionando un cono; y que podríamos dibujar este cono examinando los miles y miles de secciones elípticas de ese cono; así reconstruiríamos el objeto hiperdimensional que el cono representa. Bien, creo que cada experiencia psiquedélica es una sección de un objeto hiper-dimensional de alguna clase, y que nosotros, en nuestras vidas individuales, representamos una sección de dicho objeto hiperdimensional.

Así, la búsqueda intelectual, la búsqueda espiritual, convergen cuando se concede un valor real a lo sentido, tanto en la experiencia diaria como en la psiquedélica, y se admite que ésto es la materia primaria de lo que está construída la realidad. La realidad no está hecha de quarks o mu-mesones y partículas z. La realidad está hecha de lenguaje. Cualquier cosa que pensemos que la realidad es, es de hecho un asunto privado hasta que lo describamos —ya sea lingüísticamente, matemáticamente, pintando, bailando, insinuando. Sea lo que sea, la realidad de lo que está sucediendo cambia en cuanto es expresada lingüísticamente.

Lo que he podido comprobar sobre los psiquedélicos es que son catalizadores del lenguaje. Son, digamos, una enzima que opera en la política del cuerpo humano, impulsándonos a lo llamado "extensión de la envoltura", esto es, la extensión del diseño de los parámetros de la experiencia humana.

No creo que mucha gente entienda cúan literalmente pienso sobre todo esto. Me encontré con el asunto del lenguaje y de la psiquedelia hace 22 años cuando, una tarde, un amigo mío pasó a por mí con una ampolla de líquido naranja y me dijo "¿Quieres probar algo nuevo?" Había hecho mi trabajo de graduación sobre el LSD unos meses antes, así que le pregunté: "¿Cuanto dura?". "10 minutos", me dijo, y yo le dije: "Trae para acá". El líquido en cuestión era DMT. Lo fumé, y, tras tener una sensación de ligera anestesia en mi cuerpo, pude ver un remolino, un mandala floral tras mis páràdos cerrados, y a medida que me iba acercando a él, me dí cuenta de que iba a penetrarlo, llegando a otro tipo de superespacio dimensional. Esperaba alguna clase de etapa psicoanalítica, colores ondulantes, o planos geométricos de luz, canarios danzarines o pequeños caramelos andando a la pata coja —lo que, en la literatura médica, se llama hipnogogia, en esencia, alucinaciones triviales. En lugar de eso, experimenté un encuentro con lo que únicamente puede ser descrito como un enjambre de elfos, una colonia de criaturas mecánicas autotransformadoras, hiperdimensionales, que se acercaban saltando, emitiendo alegres alaridos, y que se driblaban a sí mismos, como pelotas de basket llenas de joyas. Y yo estaba estupefacto. A veces, la gente pregunta, ¿es la DMT peligrosa?, y pienso que la respuesta más honesta, es que sí, si de lo que tienes miedo es de morir de asombro. Bien, estaba completamente asombrado —quiero decir, entré en aquella puerta violeta oscilante siendo un intelectual tipo Hegel o Camus, y salí de allí siendo un verdadero creyente.

Las criaturas de aquel lugar destilaban cierto sentido del humor imprudente, alocado, cariñosos, y estaban deseosas de comunicarse con entidades humanas, o al menos conmigo en aquel momento. Se comunicaban generando, a través de sus canciones, objetos, así que fuí rodeado por una aglomeración de diminutos pegajos autotransformantes de material ectoplásmico intencionalizado, que producían fuera de sus cuerpos objetos parecidos a los huevos de Fabergé, o máquinas exquisitamente manufacturadas hechas de marfil, cristal y piedras preciosas que parecían estar sufriendo alguna clase de transformación, emitiendo sonidos musicales, condensando metal líquido en el aire y haciendo que lloviese sobre nosotros. Bien, mi reacción fue la de caer en una especie de "shock de asombro", y ya sabéis, en ese momento te haces preguntas profundas como "Seguramente estoy muerto, seguramemte nadie ha vuelto de aquí vivo". Me refiero a que es algo que excede la imaginación; incluso estando allí, intentas verter las saludables aguas de la descripción sobre estos objetos transdimensionales y, sabes, el lenguaje se escurre sobre ellos como se escurriría el agua sobre la espalda de un pato. Y, el contenido emocional de esta clase de encuentro es tremendamente intenso.

Estos seres intentan comunicar una nueva bendición del Logos. Nos presentan la posibilidad de que el lenguaje puede no necesitar el ser procesado por los oídos, sino que, bajo ciertas situaciones de perturbación neurológica, puede volverse visible: literalmente, la palabra se condensa en el espacio visible, y ellos me impulsaban a hacerlo. Ellos me impulsaban a experimentar con mi voz y, como descubrí años después tomando ayahuasca en las junglas del Amazonas, las tribus de indios han perfeccionado este arte; saturan su cuerpo con DMT y harmalina, y cantan. Pero para ellos este canto no es, de hecho, un ejercicio musical, sino pictórico. Ellos ven lo que piensan. Es cierto tipo de telepatía.
Bien, es una lección de humildad transformativa, asombrosa, el hecho de descubrir que los chamanes de todo el mundo han accedido desde tiempos inmemoriales a esta realidad atroz, compleja, ontológicamente desafiente, científicamente imposible. Esto significa que culturalmente estamos viviendo algún tipo de falsa ilusión esquizofrénica, porque vivimos nuestras vidas ignorando estas posibilidades, quizá solo atisbándolas al borde de la anestesia, a menos que, claro, tengamos el coraje de ser cabecillas de la contracultura. Mucha gente se confina en el mundo privado de su propia reflexión porque la presión social, y quizá la legislación provoque que el hablar de esto sea un tema delicado. Pero, os lo digo, forma parte de los derechos de nacimiento de los humanos. Es una parte del juego tan importante como el nacimiento, el sexo o la muerte.

Posiblemente existan los desplazamientos espaciotemporales, o quizá sea verdad que exista la reencarnación, pero prefiero no pensar en ello; más bien prefiero alimentar la idea de que la vida representa una enorme e improbable oportunidad que debe ser usada para algo, y este algo es ir a los límites y explorar. Bueno, podéis permanecer en el círculo del racionalismo científico, de lo mundano y secular del mundo de los yuppies, pero a mí, el método que me funcionó fue el de adorar, perseguir y obsesionarme con lo bizarro, lo peculiar, lo otro. En algún lugar hay un texto alquímico que dice "La más altas montañas, los más grandes desiertos, los libros antiguos: allí encontrarás la piedra". Lo que intento decir es que de todos los métodos, herramientas, puntos de vista, ideologías que encontraréis cuando empecéis vuestro catálodo de material de los límites, la dimensión psiquedélica es el no va más. Gran parte de la búsqueda espiritual se hace pisando el acelerador hasta el fondo. Una vez encuentras los psiquedélicos, has encontrado la respuesta. Ahora, el nombre del juego cambia. Ya no se trata de esperar expectantes, ingenuamente, los caprichos del gurú de turno. Tienes, de hecho, la respuesta en la cara. No es una cuestión de búsqueda despreocupada, sino de apretar tu coraje hasta los últimos escollos; la herramienta que ha sido puesta en tu mano funcionará, y dará sus frutos. La gente suele quejarse de que ya no queda aventura en el mundo, que carece de desafíos. Y yo os digo que "cinco gramos en la silenciosa oscuridad de vuestra casa un domingo por la tarde , y sentiréis como Magallanes debería tomarse un descanso".

Tendemos a imaginar que el reto es siempre con alguien ajeno a nosotros. Hemos sido transformados en espectadores de la vida a causa de una visión despectiva hacia nosotros mismos por los mass media y la ciencia. Se supone que debes identificarte con Elvis, o con Madonna, pero la riqueza interior de cada uno de nosotros, dado que no puede venderse o comprarse, es juzgado por desprecio por la cultura. Vivimos, de hecho, en una cultura des-humanizadora y, como sabéis, la consecuencia de un par de miles de años de este tipo de alienación, es el enfrentamiento con la muerte potencial del planeta. Hemos inventado un pecado para el cual no existe una palabra en inglés, que yo sepa: el pecado de robarles el futuro a nuestros hijos.

Así, respaldados por un montón de estudios, hechos y declaraciones que apuntan al inminente colapso de nuestro ecosistema, nuestra atmósfera y nuestro soporte social, ¿cómo podemos cambiar nuestras mentes? Si la simple predicación pudiera hacerlo, el Sermón del Monte Sinaí hubiese sido el punto de inflexión. Si las muestras de estupidez militar pudieran haberlo hecho, entonces Hiroshima hubiese sido el punto de inflexión. Debemos intervenir farmacológicamente hablando. Esto no es un test, ni un juego. No tenemos 500 años, ni siquiera 100 de ellos. Debemos despertar, y deprisa, o la evolución de la dinámica planetaria escribirá "fin" en nuestro frágil esfuerzo de de construir un vehículo transcendental que nos transportará, ya sabéis, del presente mundo de la mente animal hasta el reino del espíritu, la poesía, el arte, el amor, la trascendencia. Lo único que conozco que puede funcionar lo suficientemente rápido para llevar a cabo estos cambios son las sustancias psiquedélicas. Son las únicas herramientas que pueden producir un giro completo en las personas en un espacio de cinco horas. A una escala global, este es el tipo de remedio que estamos buscando. ¿Por qué, simplemente, no podemos aplicarlo? La respuesta es que nuestro problema surge de nuestro patológico apego al ego, y es el ego el que produce el riesgo en los compuestos psiquedélicos. Creo en lo que Timothy Leary dijo una vez —aunque el lo niegue, es tan brillante que vale la pena repetirlo—, que el LSD es una sustancia que produce ocasionalmente comportamientos psicóticos en la gente que no lo ha tomado. Este es el problema con el que tratamos. Estas substancias psiquedélicas producen psicosis histéricas en personas que no las han tomado, y, así, ¿cómo las haces bajar de su árbol y tratas de convencerlas de que todo va bien, de que todo funciona? Bien, no es fácil. Esto no vendrá dado de las altas esferas, sino más bien de los jóvenes, de personas que se mantienen fuera del sistema y que pueden ver sus contradicciones.

Bien, ¿se trata simplemente de una evolución política, una revolución, un deseo de mayor libertad, de menos enredos burocráticos, de menor restricción de los derechos humanos? No lo creo. Pienso que cuando se analiza cuidadosamente el contenido de la experiencia psiquedélica debemos dejar nuestros modelos anteriores atrás. La experiencia psiquedélica es algo más que psicoterapia instantánea o regresiones a acontecimientos traumáticos de la infancia, mucho más que un super-afrodisíaco, más que formular ideas o volver con conceptos artísticos. Lo que realmente es la experiencia psiquedélica, es la apertura de una vía al continente perdido de la mente humana, un continente con el cual hemos perdido toda conexión; y la naturaleza de este mundo perdido de la mente humana es que existe una entelquia Gaiana. De todo esto se extrae, si confiamos en la evidencia de la experiencia psiquedélica, que no somos la única especie inteligente del planeta, que compartimos este planeta con algún tipo de inteligencia consciente —llámalo Gaia, llámalo los Zeta-Reticulinianos que vinieron hace un millon de años, llámalo Dios Todopoderoso si quieres: no importa el nombre que le des. El hecho es que las afirmaciones que hace la religión pueden ser verificadas a través de los psiquedélicos. No se trata, en palabras de Milton, del "Dios que cuelga las estrellas como lámparas en el cielo". No tiene que ver con esto, en mi opinión. No se trata de algo a escala cósmica, sino más bien a escala planetaria. Hay cierta clase de inteligencia desencarnada. Está en el agua, en la tierra, en la vegetación, en la atmósfera que respiramos, y nuestro desencanto, nuestra incomodidad, surge del hecho de que hemos caído en la historia, y de que la historia es un estado de ignorancia en lo que concierne a como funciona el mundo realmente.

Los seres humanos poseedores de mente existen desde unos cien mil años antes de lo que llamamos historia. Creo que, en las llanuras saharianas del Africa, a través del uso primeramente incosciente, y más tarde del uso consciente de hongos psilocíbicos, los límites fueron rotos. Los millones de años previos a la jerarquía del primate y la dominancia del macho, fueron químicamente tratados, y hombres y mujeres vivieron en relaciones de equilibrio los unos con los otros, con sus niños, su tierra, con otros grupos humanos; y esta es la memoria del paraíso que explica nuestra profunda nostalgia por el pasado. Esto no es un espejismo psicológico, es real, existió un gran misterio y lo perdimos, y somos los niños pobres que han heredado esta situación de pérdida y abandono, ya que así como hubieron fuerzas que crearon el paraíso del hongo en las praderas africanas, hubieron otras de la misma magnitud que secaron el continente africano y gran parte del mundo, convirtiendo esas praderas en desierto.En este punto, bajo la presión nutricional y con los hongos borrándose de la memoria, se inventó la agricultura, y la paternidad —la paternidad del macho— fue descubierta. Y, una vez descubierta la paternidad del macho, existe una tremenda ansiedad por parte de los machos por controlar la conducta de las hembras, y, como ya sabéis, esto no es fácil, y en consecuencia surge la discordia en la sociedad. Durante lo que quizá fueron doscientos años, la presencia de la psilocibina en la dieta humana, y el entorno, suprimieron el ego, por lo que una relación humana hacia la tierra y la gente se hizo posible, y, durante este tiempo, la religión, el altruísmo, el sentido de la comunidad, la lealtad, todas estas cosas que he mencionado, existieron. Cuando el hongo desapareció, estas atavísticos comportamientos animales volvieron, los hombres se volvieron territoriales, las mujeres se volvieron propiedades, los niños se convirtieron en bienes, y las celebraciones del hongo en torno a las ceremonias lunares orgiásticas que acompañaban la adoración de la Diosa fueron todas suprimidas. Caímos en la historia, un viaje de pesadilla, que nos ha traído hasta el día de hoy.

Así, veo que el centro de la cuestión del siglo veinte es la experiencia psiquedélica, como icono cultural, y acompañándola existen otros impulsos hacia lo arcáico que nos rodean ahora. Empezó con los impresionistas, que deconstruyeron la imágen realista de los románticos, para seguir con el descubrimiento por parte de Freud del inconsciente, quien dice que somos no caballeros o damas victorianos, sino pensamientos oscuros obesionados con la sexualidad y la materia fecal. Siguiendo a Freud vino Jung, quien dio un paso más lejos, introduciendo las nociones de mente racial, consciencia racial y arquetipos. Trabajando en áreas ligeramente distintas, tienes a gente como Picasso, que viajaba hacia África y volvía a París con máscaras de tribus, que comenzaron a alimentar las teorías del cubismo, analítico y sintético. Simultaneamente, los físicos cuánticos anuncian que el ordenado mundo de bolas de billar del átomo Hamiltoniano debe ser reemplazado por funciones de oda de terrible complejidad. Y así, a otros niveles, como el expresionismo abstracto, el rockandroll, la ruptura de los estilos comunales de vida de los años 60. Pienso que todos estos fenómenos pueden entenderse bajo el manto de lo que llamo el 'Revival Arcáico'. Esto es lo que es la música house, el renacimiento de lo psiquedélico, el nuevo ciber-tribalismo, y en el centro del hervidero, el elemento necesario, el sine qua non, es la experiencia psiquedélica, porque no trata de una ideología, no es algo que obtengas de Baba tras estar limpiando el ashram durante unos cuantos años, ni te viene de ningún gurú de ojos hipnotizantes. Se trata de una relación directa entre tú y la planta, entre tú y la naturaleza, y en cuanto te abres a ella, descubres que este fue el secreto que fue perdido. Y de cómo pueden mantener esto oculto, la verdad es que no tengo la menor idea.

Éstas son las noticias más importantes. Quiero decir, si mañana aterrizaran platillos volantes en los jardines del palacio de Buckingham, esto seguiría siendo menos interesante que tu próximo viaje de DMT, porque el viaje de DMT te sucede a tí. Las otras noticias son las que transmiten la prensa, los medios de comunicación. Y es así como la mayoría de nosotros pensamos que nos llegaran las noticias de los cambios. Y no creo que sea así. Esas noticias no vendrán de la tele. Entrarán por la punta de tus pies, subirá por tus ingles, hacia tu corazón y directamente hacia tu cerebro. De ahí es de donde viene el verdadero desarrollo, y hasta que empecemos a decondicionarnos de las imágenes emitidas por la cultura dominante, seremos siempre sus criaturas, mantenidas en un estado de engaño infantil. Me refiero a que no estaremos jugando con toda la baraja de cartas completa hasta que no integremos nuestra psicología con la experiencia psiquedélica. ¿Es aterradora? Puedes apostar que sí. ¿me cambiará la vida para siempre? Puedes apostar que sí. Me gusta hacer la analogía con la sexualidad, porque la idea de que alguien se vaya a la tumba sin haber probado el sexo puede asemejarse a la de que alguien se vaya a la tumba sin haber tenido una experiencia psiquedélica. Significaría que nunca te has arremangado y jugado en la vida. Eres un espectador, un testigo silencioso, que no ha intentado desarrollarse ya que la reclamación del proceso histórico viene a través de asumir el compromiso de lo atávico a través de la transformación directa de la experiencia. Así, no hay dogma, no hay ideología, no hay reglas, no hay un menú de prescripción moral, sino algo que ocurre entre tú y la realidad trascendente. Creo que lo que ven los chamanes, incluyendo a los modernos ciber-chamanes, cuando ascienden a las alturas psiquedélicas es de hecho el punto de vista que tendríamos si pudieramos penetrar en otra dimension —y uso la palabra en el sentido matemático formal de la palabra. Platón dijo: "El tiempo es la imágen en movimiento de la eternidad". Bien, creo que lo que el chamán ve es el Fin, lo que confiere al chamán una tremenda auto-confianza, una tremenda validez existencial, de forma que él o ella puede volver y ocupar su lugar entre los demás y ser una fuente de inspiración, de un ejemplo de trascendencia.

Bien, ¿cual es la naturaleza de este Fin? Bien, aquí es donde dejamos la ortodoxia, si creéis que no lo hemos hecho aún.

Creo que hemos malinterpretado completamente el carácter del tiempo. No estamos siendo empujados por una fuerza basada en una necesidad causal, sino que, nosotros, los seres humanos, estamos reaccionando a los cantos de sirena del objeto trascendental del final del tiempo. Estamos sumidos en un curso de colisión con un evento para el cual apenas existe lenguaje, una suerte de vórtice. Se ha vuelto un cliché en el habla y en el periodismo el que el tiempo está acelerándose, de que la historia se mueve cada vez más y más rápido. Me tomo esta percepción muy en serio. Siempre prefiero la percepción directa a la construcción teórica, y, así, me gustaría sugerir que lo que le sucede a nuestro planeta está siendo acelerado por nuestra especie, ya que estamos bajo la influencia de alguna clase de extraño atractor, el cual se mueve hacia nosotros a través del medio temporal a una tasa de aceleración cada vez más alta. Esta es una ley del universo, aunque no reconocida por la ciencia, ya que como podéis ver, el temprano universo de inmediatamente después del hipotético Big Bang era un lugar increíblemente simple. No habían organismos, ni moléculas, ni tan siquiera átomos, sino un plasma puro de electrones y, a medida que el universo se refrescaba, los niveles de complejidad fueron cristalizando sucesivamente, de forma que la tempreatura del universo se redujo lo suficiente como para que los electrones pudieran establecerse en órbitas estables alrededor de los núcleos atómicos. Bien, así llegamos a la física atómica. Estos átomos, condensados finalmente en forma de estrellas, la temperatura y la presión de ese centro de estrellas, fueron suficientes para provocar la fusión de elementos más pesados, como el hierro, el sulfuro y el carbono. Bien, una vez tienes el carbono, que tiene valencia cuatro, se abre la posibilidad de la complejidad molecular, un nuevo y completo dominio de complejidad. Bien, así, estas moléculas formaron polímeros de alta complejidad que más tarde se volverían moléculas auto-replicantes, y de ahí a las células procariotas y más tarde a las eucariotas, las colonias de células, y así organismos cada vez más complejos, animales, y luego primates bípedos y binoculares de dedo retráctil. Y luego humanos que usan el lenguaje, el hongo, humanos orgiásticos, y luego, la historia, las ciudades, las guerras, las jerarquías, la escritura, las matemáticas, la música, y, en el siglo XX, todo se teje junto en algún tipo de organismo global. El horror de la ciencia actual es que niega la importancia de éste fenómeno. Para la ciencia, el fenómeno más importante es que el universo se mueve hacia la muerte térmica, la entropía. Prácticamente no advierten que la vida representa una extraordinaria excepción a la regla de que todos los sistemas termales dinámicos se disipan; la vida ha conseguido el milagro de la estabilidad, alejándose de la entropía gracias al milagro del metabolismo.

Bien, daos cuenta que en este pequeño escenario que hemos orquestado, la complejidad emerge de estados más simples, que ascienden al siguiente orden más rápidamente que en el estado anterior, de forma que lo que tenemos es una suerte de espiral que se contrae, uno de los giros de William Butler Yates, de forma que nos aproximamos a cierto tipo de punto final cósmico, y esto es lo que llamo el objeto trascendental del fin del tiempo. Éste hace señas a través de las dimensiones, y proyecta una sombra enorme sobre la empresa de la historia humana. Y esto es lo que mueve a los gurúes a hacer sus declaraciones, lo que impulsa a los mesías a su misión, lo que inspira al pintor, al músico, al soñador. Esta fuente, llena de afecto, y que muestra interés por la humanidad, nos llama, a través de los planos inferiores de espacio y tiempo. Y el milagro es que, a través de la alteración de nuestra neuroquímica, en formas que los chamanes siempre han hecho, podemos, como aquel que dice, ir a la última página, y darnos cuenta de que todo el proceso está encarado de hecho hacia una buena causa. Nos estamos moviendo a través del evento más profundo que la ecología planetaria pueda emcontrarse. Estamos a punto de presenciar la liberación de la vida de la crisálida de la materia.

Este será nuestro destino, y nuestro privilegio, el de ser la última generación de gente con un pie en el mundo material del primate maltratado, y con el otro en la escalera de los dioses.

Una vez le pregunté al hongo sobre el caos social del fin de la historia, y el hongo me dijo: "No te preocupes hermano. Es lo que sucede cuando una especie parte hacia el hiperespacio". Hay una pequeña vibración en la pista cuando aterrizamos. Así, la metáfora que he creado para tratar de calmar a la gente y hacer posible el llegar a este futuro de forma digna y con esperanza, es la metáfora del nacimiento. Si nunca hubieras oído, si nadie te hubiera explicado los hechos que acompañan al nacimiento, y de repente girases la esquina y te encontraras a una mujer en pleno parto, lo interpretarías como un caso de urgencia médica, con toda esa sangre brotando de la parturienta, su dolor físico, su agonía, su desvalidez. Te parecería que se está llevado a cabo una metástasis de un tumor enorme fuera del cuerpo de alguien. Sería un increíble salto de fe y entendimiento en contemplarlo como un hecho natural, que es como las cosas se mueven a un nivel superior; esto es lo que nos está sucediendo. La materia y el cuerpo humano son la placenta del alma y es cierto que la tierra es la cuna de la raza humana; pero ningún niño se queda en la cuna para siempre. Una vez más, y siguiendo con la metáfora del nacimiento, si se presenta el momento de nacer y no se nace, es entonces cuando tienes una emergencia médica, que se llama toxemia, que es peligrosa para la madre, fatal para el feto, en la cual ambos deben ser intervenidos médicamente ya que, de lo contrario, se ocasionarán daños permanentes. Esto es por lo que debemos asistir este parto, dado que es doloroso. Creo que, como especie, estamos experimentando la sensación de estar en la parte más estrecha del canal del parto. Los infinitos océanos amnióticos de paz y tranquilidad, en los cuales podíamos violar, sabotear, quemar o explorar el contenido de nuestro corazón porque la tierra se nos antojaba infinita y extensa, se han ido para siempre. Ahora, tenemos el mismo sentimiento del feto que empieza a descender por el canal de nacimiento —no podemos respirar, no hay oxígeno, ni alimento ... las paredes nos oprimen.

Lo que debemos entender es que éste es el momento para el que hemos sido entrenados, que éste es nuestro destino; el hielo se ha desplazado hacia el sur desde los polos nueve veces en los últimos dos millones de años. Nuestros antepasados estuvieron allí, y no dejaron caer la pelota; y eso que no disponían ni de antibióticos, ni de tecnología médica avanzada. Piensa en cuanto sufrimiento, y cuanta nobleza y cuanto amor se ha empleado para situarte en este preciso momento. Representas a una cadena de gente responsable, inteligente, coherente, que todavía no se ha roto, que finaliza en nosotros, y que nos remite a la pregunta de Tolstoi: "¿Qué debemos hacer?".

¿Qué debemos hacer? Lo que debemos hacer es tragar, de una forma similar a como lo hicieron los rusos, y admitir que nos equivocamos; y, hoy por hoy, la única es volver, volver al arcáico mundo del chamanismo, el mútuo respeto entre hombres y mujeres, una suerte de cohesión perfecta con el mundo que nos rodea. Si esto no se lleva a cabo, el experimento fracasará. Blake habla de la posibilidad de caer desde los capiteles dorados hacia la muerte eterna. Esta es una posibilidad real. Este es el reino de la decisión existencial, y no se refiere a enfrentarse al gobierno con fuerzas masivas, o a publicar panfletos antisistema, sino de experimentar cada vez dosis más grandes y hablar con los amigos. Quizá esto desemboque en un movimiento mayor de lo que es. (...)
Bien, pienso que me he pasado de tiempo, no mucho, pero me gustaría reiterarme ya que esto es lo que me intriga, y es, además, la brújula de mi existencia. Me refiero a que esto no va de Baba, ni de Swamis, ni nada de eso. Aquellos de vosotros que lo dudéis, solo os digo que el viaje de DMT solo dura 10 minutos y pienso que debería ser obligatorio para aquellos que critiquen esta posición, simplemente, para que vivan la experiencia y luego puedan emitir un juicio. Pienso que la gente se unirá, porque esta es una evidencia incontrovertible de la existencia de lo trascendente en nuestras vidas. Esto era lo que andaba buscando: nunca soñé con encontrarlo. Cuando me hallaba en el umbral de esto, no me lo creía. Había aceptado toda aquella porquería marxista, todo aquella mierda existencialista, el reduccionismo de la ciencia y las reglas de la la evidencia, y toda esa mierda que te lanzan, y, sabéis, todo eso son baratijas. El pensamiento que me gustaría dejaros esta noche, el cual podéis confirmar en vustras casas, es que el mundo no es solo más extraño de lo que suponemos, sino que es más extraño de lo que podemos llegar a suponer.
(...)
Turno de preguntas y respuestas

PREGUNTA: ¿Que piensas que nos sucede tras la muerte física?

TERENCE MCKENNA: Bien, mira, mi respuesta ha de estar basada en la experiencia psiquedélica. Describí en mi charla mi encuentro con estas entidades, los elfos autoreplicantes. Y, ya sabes, si tomas esta clase de experiencia en serio hasta el punto en que necesitas darle una explicación racional, yo diría que la explicación más conservadora es que, ya que estas entidades son inteligentes, e intentan hablar con formas de vida humanas, quizá ellas sean entidades humanas. Y la única clase de formas humanas que podrían ser son seres humanos muertos. Incluso, puedes especular con que lo que quizá impulse al racionalismo científico a expandirse intelectualmente sea la desaparición de los límites entre vivos y muertos. Pero el caso es que, cuando acudes a los chamanes y los expones a la DMT, ellos te dicen: "Bien, estos son nuestros ancestros. ¿No te dijimos que nosotros trabajamos la magia ancestral?. Un ancestro es una persona muerta, pero en el trance de DMT, estas cosas no son, digamos, el tío Vicente o la tía Amparín; estas cosas están muy alejadas de nosotros y de nuestro mundo. Sabes, cuando San Patricio convirtió el paganismo irlandés, introdujo la noción de purgatorio en la doctrina, la cual no había sido anteriormente dogma en la Iglesia. Y lo hizo para convencer a los paganos irlandeses para convencerles de que sus creencias en un reino de hadas en una dimensión paralela, habitadas por diminutas almas muertas, podían ser asimilado por el dogma cristiano; y funcionó tan bien que fue aceptado como dogma general en la Iglesia, y se utilizó para convertir también a los eslavos.

Así que pienso ... mira, ¿conoces el verso de Yates que dice "Una vez fuera de la naturaleza, seré de oro, de oro esmaltado"? El objeto trascendental que encuentra el chamán, así como el apocalipsis individual del alma que se experimenta en la muerte, son reflejos de la misma cosa —así como es arriba, es abajo. Me hace gracia que la gente se resista a la idea del fin del mundo; quiero decir, puedes estar completamente seguro de que el mundo se acabará, porque algún día estarás bajo tierra; el fin del mundo se nos aparece como algo improbable como idea, pero de hecho, existe para cada uno de nosotros. Pero bueno, ya sabes, no hay datos probados sobre el estado tras la muerte, no te podría decir nada. Mi estilo es más dado establecer modelos, y esperar a que alguien los mejore el día de mañana. Mira, una vez le dí DMT a un lama tibetano de alto rango, y me dijo: "Son las luces menores". Para él significaba cierta clase de experiencia cercana a la muerte. Me dijo: "No puedes ir más lejos sin que el hilo del retorno se rompa". Así pues, ya sabes, creo que la DMT es una excelente herramienta para estudiar la muerte. Pienso que hay pocas razones para descartar la posibilidad de que algo sobreviva a la muerte, porque la naturaleza es tan económica, y con tal variedad de formas, que cabe preguntarse: ¿pueden la memoria y la perfección de la personalidad malograrse? No estoy seguro, no sé, pero es una pregunta interesante. Pienso, ya sabes, que una definición más profundo de lo que es una vida psiquedélica, es que la vida es una constante preparación para la muerte, el gran viaje. Es lo que dicen los chamanes: "Somos gente que vive, y que puede ir y venir del otro mundo, lo cual nos da un desarrollo de una forma muy especial"

PREGUNTA: ¿Todavía crees en el 2012?

TERENCE MCKENNA: ¿que si creo en la cúspide de la novedad en el 2012? Bien, para aquellos que no están familiarizados con mi trabajo, cuando he hablado esta noche sobre la espiral de involución y el modo en cada avance hacia la novedad aparece cada vez más rápidamente, no estaba simplemente conjeturando. Tengo un formalismo matemático con el cual he decidido no aburriros esta noche —y deberías estar agradecidos, os lo aseguro—, que me ha conducido a la conclusión de que, más que un Big Bang en el comienzo, hace unos 10, 12, 19 billones de años, una cosmología más agradable sería la que llamo "la gran sorpresa". Y la Gran Sorpresa no surge de un puro vacío de sinrazón, sino de la integración de la complejidad en una convergencia holográfica de varias dimensiones en un punto singular. Estas ideas las tomo de Alfred North Whitehead, de lo que el llamó la "concrescencia", y, sí, pienso que estamos cerca de el objeto trascendente de final del tiempo, que ocurrirá probablemente a finales del 2012. Las razones para ser tan específico son demasiado complejas como para profundizar ahora, aunque os diré que de hecho es la fecha con la que acaba el calendario Maya. Bien, lo único que tengo en común con los Mayas es que ellos tomaban hongos, y que yo he tomado hongos, así que, quizá, todo esto sea el "código de barras" impreso en el hongo. Cuando juntas todas las piezas, no importa en qué lugar del espacio, o del tiempo te halles: siempre hay un vector que apunta a los primeros años del siglo XXI, el momento en que se vuelve explícito el hecho de que nos hallemos en un proceso de transformación exponencial.

Quiero decir, para mí ya es algo explícito. Me refiero a que el hecho de poder llevar a cabo cualquier tipo de transacción con ciudades como Londres, o Manhattan, comparándolas con el sustrato de la naturaleza orgánica, representa un fantástico fenómeno mutacional. Me refiero a que sea algo bueno, sea algo malo, lo cierto es que algo está sucediendo muy deprisa. Pienso que vivimos en un universo que nos conduce a un futuro inimaginable. Como he mencionado hace un momento, cada uno de nosotros morirá, tarde o temprano, así que por qué no asumir que esta transformación será general, y que nos enfrentaremos a ella como colectividad; no será la muerte de racionalistas, o reduccionistas, en la cual nos comen los gusanos, sino, ya sabes, la muerte de Blake y de las Revelaciones de Tao Te Ching, y el Libro Tibetano de los Muertos, en la muerte tratada como victoria, como trascendencia a la materia. Esto es lo que es la muerte, y lo que necesitanmos, para nuestro bien y el del planeta, es algo que abra un camino hacia la imaginación, que es en donde yace el futuro, Nuestros poderes han crecido demasiado como para ser desatados en la superficie de un planeta tan frágil.

PREGUNTA: (Inaudible)

TERENCE MCKENNA: A ver: la pregunta es que sí usé cada vez dosis mayores y con mayor frecuencia, que si pienso que revisitar esos lugares una y otra vez lleva a poder hablar mejor de ellos. Bien, no creo que estos lugares puedan ser fácilmente aprehensibles racionalmente. Cada vez que vuelvo me maravillo, aunque debo contemplar la posibilidad de que yo sea algo lento. Lo que quiero decir es que esto excede el alcance intelectual, que finalmente te enfrentas a algo que te hace pensar que esto no es un problema no resuelto, algo que no se deja clausurar. Y una de las cosas que me fascinan es que pienso que la forma en que necesitamos vivir —aunque quizá sea muy fuerte—, la forma en que necesitamos hacer balance mental de nuestras deudas kármicas, no es perseguir el entendimiento, por el amor de Dios. Quiero decir, que eres un mono que habla: ¿donde está escrito que debas ser capaz de modelar el cosmos en toda su complejidad y su gloria? Mejor que sufir ansiedad por la ausencia de explicación, necesitamos vivir abiertos, al arriegado pero jubiloso dominio de lo incierto, ya sabéis, vivir la vida bajo el dominio del gran "quién sabe", porque los cuentos que nos han contado son cuentos de hadas. La ciencia es un cuento de hadas, la economía es un cuento de hadas, la teoría política es un cuento de hadas, ya que nadie tiene ni idea de hacia donde se dirigen. No estamos al mando de la situación ni mucho menos. Esto, en cierta forma, es alentador, porque significa, en palabras del adusto filósofo Ripo Yang, que "preocuparse es ridículo". Así que, volviendo a tu pregunta, si elevar la dosis no provoca que la cosa sea más interesante para tí, deberías fundar una nueva rama de la Iglesia, porque para mí todo esto es un océano, sabes, y mi mente es un dedal, y cuando voy al océano este me golpea. Soy de hecho como una hormiga que intenta llenatr este dedal con las olas, y, cada vez que lo consigo, el contenido excede en mucho a lo que pueda captar con mi aprehensión (...)

PREGUNTA: (Inaudible)

TERENCE MCKENNA: (...) La pregunta es que si creo que todo esto tiene una eficacia política, o es simplemente un flipe automasturbatorio elitista de escuela de artes que no nos lleva a ningún sitio. Si, creo absolutamente que el meollo de todo esto es el mantenimiento de los límites sociales, que se llevan a cabo a través del condicionamiento y la propaganda, aunque ya no racionalmente percibidos porque llevan vigentes mucho tiempo. Estamos condicionados a someternos a poderosas figuras masculinas, a valorar más el mundo exterior que el interior, a perseguir el dinero, todas estas cosas, ya sabéis. Si no tomas psiquedélicos —o bueno, mejor hablaré de mi caso—, si yo ni hubiera tomado psiquedélicos, pensaría que la cultura es la verdad. Y no lo es. La cultura son los desechos de otra gente, los detrirus de miles de años de errores; eso es lo que pienso que es la cultura [aplausos]. Así que, sobre lo que me permite hacer estas declaraciones y abogar sobre todo esto, bien: os habréis dado cuenta de que uso grandes palabras, lo cual, me convierte en un intelectual, esto es, la criatura más lastimosa del zoo humano, la que nunca temerá ningún poder o clase dirigente.

PREGUNTA: (Inaudible)

TERENCE MCKENNA: ¿Que si pienso que seguirán así pase lo que pasa? No, porque, verás, lo que sucede es que las contradicciones en su sistema esta alcanzando proporciones epidémicas. La gente que dirige, no sé, el Banco de Inglaterra, el consorcio de seguridad de la ONU, lo que sea, tienen estudios sobre la mesa que dicen que la atmósfera terrestre de hecho está siendo destruída, de que la vida plactónica está siendo destruída (que es de hecho la primera cadena de la cadena alimenticia), que toda la porquería tóxica del Este —la radiactiva y esto— son ya insolubles. Así que ya sabes, no sólo afecta a los que hayan despertado al hecho de que o nos dirigimos al colapso social o a una mutación que nos convertirá en ángeles. Durante los próximos 30 años vamos a tener que discutir y contemplar cosas que serán incompresibles para personas de otras generaciones. ¿Qué vamos a hacer? ¿Nos vamos a descargar en cubos sobreenfriados de una aleación de oro e yterbium, y nos vamos a enterrar a dos mil pies en la cara oculta de la luna, paseando en un mundo de maravilla artificial para toda la eternidad? ¿Atomizaremos nuestra consciencia y la extenderemos sobre secuoyas, arrecifes de coral y colonias de termitas? ¿Construiremos barcos del tamaño de Manitoba para así irnos hacia el centro de la galaxia? Por lo general, las substancias psiquedélicas están fuera del plan. En los 60, estas sustancias se eran llamadas drogas expansoras de la conciencia. Bien, si tomas la idea seriamente por un momento, has de detenerte y examinarla con detenimiento, ya que la consciencia, el lago de la consciencia, es el porqué de que nos volvamos locos, porque no podemos solucionar nuestros problemas. Si hubiese una posibilidad entre diez mil de que estas cosas realmente incrementaran la consciencia de alguna forma medible deberíamos estar ya desgañitándonos por investigarlas, porque si no actuamos juntos, sabes, el registro fósil tiene un lugar para experimento fallidos, y no estoy interesado en eso. [Aplausos]

PREGUNTA: (inaudible)

TERENCE MCKENNA: No, pienso que es una descripción del proceso de lo que estoy promoviendo desde el punto de vista de alguien a quien no le gusta. Los mejores, los más brillantes, desertaron de la estructura del poder porque ésta era esencialmente un mercante de plutonio, paranoia, muerte másiva y propaganda. Sí, los valores de Occidente son insopotables. Los valores de la civilización occidental sostienen el planeta en la forma que un loco sostiene una escopeta en un templo. Por ejemplo, coge algo como el mercado libre —así llamado de forma políticamemte correcta. El mercado libre significa el derecho a manufacturar y comercializar cacharros en cualquier lugar del mundo, quiero decir, que nadie podrá decir que no. No queremos el mercado libre; lo que queremos es que el comercio sea lo más difícil posible, y cuanto más tecnológicamente sofisticado sea un cacharro, debemos hacer más dificultosa su distribución, porque lo que debemos hacer —y no soy un ludita, ni un tecnófobo, sino un anti-materialista— es desmaterializar los accesorios de la cultura. Soy capaz de imaginar un mundo en donde la humanidad vive idílicamenmte en un naturalismo pastoral, desnudos, con cuerpos perfeccionados sin edad; una forma de vida semejante a los aborígenes del paleolítico alto; pero cuando te transportas a los cuerpos de estos seres, y estos cierran sus ojos, lo que ven son menús generados por un objeto que está en el interior de sus párpados, no más grande que una lente de contacto, y este objeto es de hecho una puerta de acceso hacia una cultura virtual, global, que es electrónicamente instantánea, multinivelada, multisensorial, tranformativa, ya sabes, una completa base de datos las especies que puedes consultar con un solo golpe de vista. Esta es una meta tecnológica razonable. Si nos hubiésemos preocupado por ella tanto como nos preocupamos por las bombas atómicas o las enfermedades epidémicas, ya la tendríamos. Hemos ejecutado los sueños equivocados, los de paranoia, destrucción, los psicóticos y los de dominación, y lo que necesitamos son sueños que celebren la consciencia, la diferencia, la variedad; las filosofías y los puntos de vista de los últimos mil años te dejan con potaje de ideas sin sentido, sin una explicación. Nustra religión, como cultura, es incomprensible para el 99% de nosotros. ¿Quién se atreverá a dar un par de buenas zancadas para resolver esta difícil ecuación? Estamos completamente alienados, tan alienados de nosotros mismos que, cuando encontramos nuestras almas en el hiperespacio las confundimos con OVNIS. Esta es una alienación seria, amigos; pienso que debemos volver al reino interior, y hacer de él nuestro hogar. ¿Veo allí una mujer? Sí.

PREGUNTA: [voz de mujer] (inaudible)

TERENCE MCKENNA: Bien, sabes, pienso que deberíamos hacer genuflexiones frente a la LSD por lo que supuso para los 60, pero me gustan más las plantas; pienso que el LSD es abrasivamente psicoanalítico.

PREGUNTA: (inaudible)

TERENCE MCKENNA: En tu experiencia fue así. En mi experiencia fue muy diferente. Los hongos, si dirigen tu personalidad, lo hacen muy gentilmente. Entiendo que la comunidad psicoterapéutica estuviese tan excitado con la LSD, dado que parecía confirmar los modelos de la psique imperantes en aquel tiempo. Me refiero a que experimentabas hechos traumáticos de la infancia, o revivías experiencias dolorosas. Así que no quiero decir que tomar psiquedélicos sea algo fácil o placentero. Pienso que la frase "drogas recreativas" es muy perniciosa. Es un camino que requiere de gran coraje y autodisciplina, porque, ya sabes, el miedo puede alcanzarte y cazarte, sabes, esas cosas pueden cogerte desprevenido. El éxtasis no debe ser confundido con el mero placer. Me refiero a que el éxtasis te sacude hasta el centro de tu ser, dado que es una coincidensia positorum, ya sabes, es orgásmico, aterrante, trascendental, mundano. Me refiero a que excede las categorías. No creo que todo el mundo deba tomar psiquedélicos. Pienso que la gente que instintivamente los teme son gente que se autoanaliza constantemente hasta la locura, y por lo tanto no debieran tomarlos.

PREGUNTA: (inaudible)

TERENCE MCKENNA: Si, creo que tienes gran parte de razón cuando dices que es una llamada. Tú sabes que quieres ser un arquitecto, o un psicoterapeuta, o una estrella del tenis, y esta gente sabe que quiere ser un chamán, y aquellos que lo hacen se vuelven un ejemplo para los demás. No creo que debamos llevar a cabo una revolución de las masas, lo que creo es que deberíamos potenciar un núcleo de personas con suficiente profundidad para que acaben sabiendo quien son. Tú te has auto-seleccionado, y has hecho de ello tu camino para el resto de tu vida. Es un camino, y, aquellos receptores de tu cerebro que hacen posible la experiencia psiquedélica, están bajo el control de tus genes, así que es razonable el pensar que tienes cierta predisposición hacia todo esto, que existen ciertos linajes familiares más dados a integrar y recibir este tipo de experiencias. Creo que esto es algo muy real. Somos bioquímicamente únicos, cada uno de nosotros, y esta bioquímica es la que dirige nuestra unicidad. Pienso que esta gente debe, a través de los discursos apasionados, la poesía, la danza o el teatro, es convencer a la otra gente. De esto trató el paleolítico alto. Debemos compartir nuestro arte, debemos abrir una puerta, y, así, algunos cruzarán la puerta, algunos la contemplaran, y a otros tan solo les llegarán rumores de ella, pero, la puerta, debe ser asegurada, hecha real. Porque es parte de nuestro derecho de nacimiento, la parte sin la cual no somos nosotros mismos. Sabes, veo la Historia parecida a la parábola del hijo pródigo. Hemos vagado por los desiertos del materialismo cerca de dos mil años, y nuestra búsqueda de la catalogación, de experimentación en el mundo, de las fronteras de la geografía, nos ha llevado a (...) [CORTE EN LA GRABACION]

PREGUNTA: (inaudible)

TERENCE MCKENNA: Bien, pienso en esta charla como la "Juventud Alquímica del Fin del Mundo", dado que, lo que pienso que deberíamos hacer en esta mañana es anticiparnos a la psiquedelia de los 90, y hablar de la cultura de la juventud que está emergiendo en todo el mundo, y de otros asuntos hacia los cuales esta cultura parece estar tendiendo puentes. Pienso que se vuelve a un neochamanismo, a un renacer de las formas arcáicas, las cuales han sido suprimidas desde hace milenios.
Hay varias facetas de este emergente movimiento psiquedélico de los 90. La primera es, obviamente, el movimiento ecologista. Esto fue algo ausente en los 60, en donde la consciencia de la degradación medioambiental no estaba tan desarrollada como ahora. Así, ahora sí existe una conciencia en la juventud de que los mayores dirigen un planeta saqueado, polucionado, en los cuales existe muy poca planificación en cuanto a los recursos para generaciones venideras. Así, la concepción ecologista forma parte de un fenómenos social emergente como lo es el feminismo. El feminismo ha estado con nosotros durante 15 años, pero se ha escindido en varias formas, y parece ahora haber tomado el camino de recuperar las formas religiosas que prevalecieron antes de que se establecieran la Historia y el patriarcado. En otras palabras, sabemos que en cierto punto del pasado, 10 o 15 años en el pasado, existía una sociedad basada en el compañerismo que imaginaba como divinidad suprema a Gaia, la diosa de la tierra. Y, una vuelta a la consciencia de Gaia —y es de esto de lo que trata el movimiento ecologista—, un resurgimiento de este conciencia femenina, ecológica, conla conciencia centrada en la tierra, alimenta la estética de la nueva contracultura que está surgiendo. Ahora, otra faceta que puede parecer en apariencia paradójica en lo que concierne a la ecología y el feminismo, es lo que llamo la "Ciber-Cultura", la cultura de los hackers. Esto significa que un montón de gente entre los 16 y los 30 años son muy conscientes de los usos y aplicaciónes "underground" de la cultura —no solo ordenadores, realidad virtual, videojuegos, sino publicaciónes amateurs, bandas de música de garajes o discográficas contraculturales. Esta cibercultura es la que está haciendo posible otra faceta de esta cultura juvenil, especialmente en la música; una cultura que crece vigorosa con nuevas formas musicales, y que, por supuesto, nos conduce al redescubrimiento de los pssquedélicos. El uso de los psiquedélicos, muy extendido durante los 60, fue perdido de vista durante los 70 y los 80, cuando emergió una cultura de orientada a los negocios, la cultura de los yuppies. Pero ahora, con la ecología, el feminismo, y la cibercultura abonándolo todo, los psiquedélicos se han vuelto el pegamento natural de esta movimiento: y son, en su mayoría, plantas. Lo que realmente está sucediendo es un intento de recapturar las instituciones chamanísticas que existieron antes de la historia, y esto no se refiera tan solo al cannabis —que ha estado con nosotros a través todo el siglo XX, en todos los movimientos alternativos y contraculturales— sino también hongos, mescalina, etcétera, aunque quizá se dé un énfasis especial a los hongos dado que estos ha pasado de ser algo endémico de un oscuro bosque tropical a ser algo que se puede cultivar en cualquier garaje o sótano, cosa que hace mucha gente. Es curioso que las cualidades que necesitas para tomarlos son precisamente las que te inculcas si aprendes a cultivarlos: puntualidad, limpieza, atención al detalle y cosas así. Pienso que los cultivadores de hongos son los alquimistas de la nueva cultura, y gracias a Dios por ello, porque crean el zumo que alimenta la creatividad de los asuntos antes mencionados.
Realmente, los psiquedélicos, desde mi punto de vista, deben ser vistos como enzimas para la imaginación, catalizadores para el lenguaje, y realmente lo que una nueva cultura juvenil intenta hacer es reclamar la imaginería formadora del mensaje para sí mismos. Una cultura no puede evolucionar más rápidamente que el lenguaje que la rodea. Lo que no es nombrable es impensable, y consecuentemente, parte de la tarea de la nueva espiritualidad del neo-chamanismo es el desarrollo del lenguaje hacia áreas hacia donde nunca ha ido antes, particularmente el área de la emoción. Es increíble el poco número de palabras de que disponemos para nuestras emociones, y las muchas que tenemos para complicados procesos técnicos. Así que veo los psiquedélicos funcionando a dos niveles: el primero, el de catalizar y potenciar la imaginación y, el segundo, el de disolver límites entre la gente. No importa si son judíos hasídicos, comunistas o chamanes de la jungla. Si se exponen a estas plantas psicoactivas, se cuestionarán sus creencias más básicas. Esto es lo que confiere a los psiqedélicos su lado más político, porque el establecimiento y mantenimiento de los límites es algo en lo que muchas sociedades han invertido mucha energía. Esto es por lo que en los 60 el extendimiento de la LSD fue visto con tal alarmismo por parte del sistema, porque la maquinaria de la sociedad Cristiana, bienpensante y capitalista, parecía disolverse ante los asustados ojos de sus proveedores, gracias al hecho de que tanta gente se cuestionara las asunciones de la cultura a la que pertenecían.
Bien, creo que algo similar ocurrirá. Treinta años después de los 60, parecemos estamos suspendidos al borde de otra década jóven, otra década en la cual la juventud sentará la agenda de para la sociedad a la larga, e intentará apartarnos de los patrones autodestructivos a los que nos hemos vuelto adictos. Bien, así, ¿qué es lo que nos está sucediendo? Bien, prefiero pensar, más que argumentar racionalmente sobre ello, que el siglo XX ha sido tan repetidamente trastornado, o animado -depende de tu punto de vista-, por estas irrupciones de vanguardia, de los bohemios, los beatniks, los hippies o la cultura juvenil de hoy en día, porque incoscientmente estamos respondiendo a la presencia de lo que yo llamo el objeto trascendental del fin del tiempo —cierta clase de atractor extraño, de agujero negro sociológico que se alarga al proceso social hasta el punto de envolverlo, lo hace girar, en cierto modo, y se vuelve sobre sí mismo, de forma que la historia del siglo XX no es un paseo aleatorio o una función sin dirección como nos contaron en la academia. Al contrario, la historia del siglo XX es una marcha triunfal hacia la revelación del objeto tracendente que descansa tras el cambio de centuria.

Cada vez que tomamos un compuesto psiquedélico, cada vez que nos deslizamos hacia el ensueño, el trance o el sueño, nos encontramos en un hiperespacio mental, la larga sombra del objeto trascendental. Durante varios siglos, nos hemos estdo moviendo sobre esta superficie, y ahora estamos a punto de saltar a una fase de transición, la de caer de la cúspide de este espacio. Y, para aquellos que lo han experimentado, esto significa una mareante sensación de libertad, una mareante sensación de penetración en una dimensión que ya fue previamente sentida o soñada, y que, ocasionalmente y en periodos muy breves de tiempo, se manifiesta. Es una época dorada, similar a la era dorada Griega o el Renacimiento, pero para nosotros tiene un carácter diferente porque el objeto trascendental frente a nosotros parece cierta clase de concrescencia de todos nuestros miedos, nuestras esperanzas, miedos e intuiciones sobre lo que supondrá el futuro de la evolución de las especies. Esto es por lo que, en mi opinión, los OVNIS han sido un icono tan persistente en la cultura popular del siglo XX. Es porque de hecho, sentimos en nuestro incosciente la aproximación hacia el fin del tiempo, cierta clase de distancia que se acorta entre las sociedades históricas y cierta clase de objeto trascendental y misterioso. Y volviendo otra vez al tema de los psiquedélicos, su rol en todo esto parece ser el de amplificar la señal de este objeto misterioso escondido en el futuro, así que el contenido de las experiencias psiquedélicas, cuando son puestas juntas en una composición, es la de dar cuadro de lo que este escenario global será. Y, aunque surgirá como un fenómeno cultural pienso que vendrá no de nuestros arefactos culturales, no de nuestra tecnología, sino de la propia orgnización humana.

No es por nada que los elfos autotransformadores que uno encuentra al otro lado de la barrera de DMT parezcan estar ocupados con la enseñanza de la invocación y evolución del lenguaje humano. Pienso que que de alguna forma, la parte de la organización humana que pueda protagonizar una transición evolucionaria es la porción relacionada con la producción de lenguaje. Incluso el lenguaje ordinario, que damos por hecho, cuando es observado desde la prespectiva del resto de la naturaleza animal, parece como la huella de Dios en el mundo humano. Me refiero a que puedes comparar los delfines con una canción de los Grateful Dead o el Paraíso Perdido de Milton, y queda claro que la comunicación humana apunta hacia un dominio de glorificación y completitud que es trascendentemente Otra, cuando se compara con las formas de comunicación que suceden en el mundo. Bien, me parece sugerente que cuando usamos estas triptaminas alucinógenas —alucinógenos que son extrañamente análogas a los neurotransmisores de nuestros cerebros— somos transportados a una especie de "escuela de pesca chamánica" donde los elfos auto-transformadores —aparéntemente la forma de vida de este continuum paralelo— nos instan a llevar a cabo cierta clase de acto transformativo en nuestro lenguaje.

Bien, tuve esta experiencia mucho tiempo antes de poder encontrar en el mundo de la experiencia humana, la etnografía o la historia del arte algo que pudiera llevarme hacia ella, así que a principio de los 70 me fuí al Amazonas y allí descubrí grupos tribales que usaban un brebaje llamado Ayahuasca; un preparado visionario hecho de una liana gigante llamada Banisteripsosis caapi, mezclada con una planta de hojas pequeñas que contenía DMT, llamada Psychotria viridis. Y cuando estas dos plantas se mezclan y se ponen a hervir durante unas cuantas horas, resulta una sustancia psiquedélica muy poderosa que ha sido usada por la gente de estas selvas durante miles y miles de años. Cuando se encontró a principios de siglo, el compuesto fue aislado y llamado telepatina, para referirse al aparnte grupo de estados mentales en los que las personas que usaban este preparado se veían inmersas. Bien, más tarde se descubrió que el compuesto había sido aislado previamente, de la Peganum Harmala, y que el compuesto se había llamado anteriormente harmalina, así que la telepatina desapareció de la literatura en favor de la harmalina, aunque deberíamos quedarnos con que el hecho de que, los primeros antropólogos, entógrafos y exploradores asociaron estas sustancias con estados alterados de la mente. Bien, lo que descubrí —y ciertamente no fuí el único en descubrirlo— es que la gente de estos grupos tribales se juntan para tomar ayahusca, y su costumbre es hacer música, música vocal. No tienen tambores porque en el Amazonas la humedad es tan alta que ninguna piel de tambor puede permanecer tensa por más de unas horas. Así que la gente usa cascabeles y el sonido vocal para producir lo que nosotros pensaríamos que es música tribal. Pero lo interesante sobre esta música tribal es que, después de cada actuación, cuandos esta gente se sienta a criticar la actuación, no dice que si sonó bien, o sonó mal, sino que hacen comentarios del tipo "Me gusta la parte de las barras doradas y los puntos azules, pero pienso que el amarillo podría haber sido más intenso, especialmente cuando se fundió en lunar gris y la sección marrón". En otras palabra, cuando escuchas a esta gente en su entorno nativo, te das cuenta que para ellos es una actuación visual; el sonido, bajo influencia de estas plantas, es de hecho contemplado, es de hecho visto por la gente de esta cultura.
Fue algo muy excitante para mí, porque ves como si pudieras ver una situación desde el punto de vista de otra persona, en el sentido de que te has convertido en la otra persona; meterte en los zapatos de otra persona es asumir su punto de vista con respecto al mundo. Es una forma muy diferente de relacionarse con el lenguaje de lo que estamos acostumbrados a hacer. En la forma ordinaria en la que los humanos nos comunicamos, sucede que una persona hace pequeños sonidos con la boca, que se mueven a través del aire como ondas acústicas de presión, entonces entran en el sistema cerebral de otras persona, y esta persona consulta un diccionario culturalmente adoptado para ver si sus definiciones encajan con las de la persona que ha creado el sonido. Así, si se produce este encaje, podemos decir que la comunicación está teniendo lugar, pero siempre es una forma de comunicación provisional y poco firme. Y, a medida que los conceptos se vuelven cada vez más complejos, los diccionarios se vuelven más incompletos y más divergentes, y puede darse el caso de que dos personas de la misma cultura estén discutiendo una cuestión áltamente técnica, de hecho, no estén entendiendo nada de lo que dicen. Bien, la situación sería muy diferente si de hecho pudiéramos ver literalmente lo que otra persona piensa. No es casual que cuando hablamos sobre perfeccionar la comunicación, inconscientemente usamos metáforas visuales, de forma que algu

1 comentario:

Anónimo dijo...

falta una parte no?

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